Historia

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RESEÑA HISTORICA

Los Veteranos del 79’, viejos sobrevivientes de aquellas largas marchas, significativos y grandes combates y épicas batallas en donde participaron en el transcurso de las diferentes campañas marítimas y terrestres de la Guerra del Pacifico, a partir de 1926 conmemoran de manera especial por ley su “Día del Veterano del 79’”, en conmemoración y aniversario de la gran batalla de Chorrillos un 13 de enero de 1881. Esta fecha les permite recordar a sus compañeros que perdieron la vida en las jornadas de Chorrillos y Miraflores, proezas que fueron militarmente las dos batallas decisivas de la guerra, que son una gran victoria y posibilitan la conquista de la ciudad capital del Perú, Lima.

La gran mayoría de los veteranos volvió a sus lugares de origen y trataron de readaptarse a la vida civil, empeño en el que muchos tuvieron éxito, pero otros tantos, los de situación social más modesta, pasaron a incrementar las cifras de pobres, e indigentes. Se habló en esos años del “pago de Chile”, pues se criticaba al Estado por las exiguas pensiones que recibían los antiguos combatientes de las campañas contra Bolivia y el Perú. Como confirmando esa percepción, más de alguna vez alguien vio en la calle a ancianos que pedían caridad y que en su pobre vestimenta resaltaban las medallas obtenidas en la guerra.

En muchas ciudades de Chile, los veteranos se reunieron y conformaron diferentes organizaciones que los aglutinaban, para rememorar sus viejas glorias, para ayudar a los más necesitados y para conseguir agrupados que el Estado les ayudara a sobrellevar las precarias condiciones en las que algunos subsistían. Entre estas instituciones, destacan las de Copiapó, Valparaíso, Talca y Osorno. En Santiago fueron varias las que se formaron, ya sea de manera espontánea, o patrocinadas por la Iglesia, o por el propio Ejército.

El 30 de abril de 1900, el veterano de la Guerra del Pacífico, coronel Adolfo Silva Vergara, se reunía en su domicilio con un grupo de sobrevivientes de las Campañas de la Guerra del Pacífico, para crear una institución en la cual encontraran asilo, no sólo los viejos tercios, sino también las nuevas generaciones formadas en nuestros Institutos Militares y Navales, que se acogían a retiro. Fue así como el 24 de junio de 1900, se constituyó el primer directorio de la nueva institución que pasó a llamarse “Círculo de Veteranos del 79 y Oficiales Retirados”, siendo su primer Presidente el propio Coronel de Ejército, Adolfo Silva Vergara y su primer Vicepresidente el Coronel de Ejército Federico Valenzuela.

En 1903, el Presidente de la República don Germán Riesco, les concedió la personalidad jurídica. Tal vez esta institución es la que agrupó en la capital, al mayor número de veteranos, cuyo propósito principal fue el de entregar ayuda económica y proporcionar bienestar a sus miembros, lo que incluía los gastos funerarios por el fallecimiento del socio, o de los integrantes de su grupo familiar. Adicionalmente, el Círculo llenó un vacío importante en la vida de los viejos soldados: servía de centro social para que alternaran los veteranos y con ese fin el Ejército les asignó un viejo caserón que fue cuartel antes de la guerra, ubicado en la calle Carmen Nº 339, donde muchos se enrolaron voluntarios para ir al norte. 

Este lugar asignado, pronto se convirtió en hospedería, la que muchos tuvieron en ese lugar, por último, cuartel terrenal, antes de integrarse al Batallón celestial de Chile. El Círculo fue primero presidido por el coronel Adolfo Silva Vergara, a quien después lo sucedieron los generales José María Barceló Lira y Carlos Meirelles Gallardo. La casa de la calle Carmen funcionó ininterrumpidamente hasta 1969, año en el que ya habían desaparecido los últimos sobrevivientes de la guerra. Precisamente, en el cuartel de la calle Carmen, donde hacia septiembre de 1950 también funcionaba allí el “Cuerpo de Inválidos Sargento Rebolledo”, tuvo lugar, durante el día 20 de ese mes, una velada en la que se conmemoró el aniversario patrio y el cumpleaños de dos veteranos: uno era José Martínez Peña, quien cumplía 100 años y el otro era Bonifacio Tenorio Salas, quien ya contaba con 120 años. En la misma ocasión, ocurrió un encuentro muy emocionante: el saludo entre el sargento José Martínez Peña (chileno) y el exsoldado combatiente de la Guerra del Pacífico (peruano), Valentín Eyzaguirre Prieto, quien ya había estado antes en suelo chileno como prisionero de guerra, pero que ahora volvía en una condición muy distinta. La velada fue presidida por el general José María Barceló Lira. La revista Vea cubrió este evento, e hizo el siguiente comentario: “Pero hay algo que llama extraordinariamente la atención de los concurrentes al almuerzo con que se celebran los dos acontecimientos de que damos cuenta: el óptimo estado de salud en que se encuentran los 45 hijos espirituales del General Barceló, que han fijado residencia en el cuartel de la calle Carmen. El doctor Figueroa, médico de cabecera de cada uno de ellos, quien a la vez ha convertido la casa en un verdadero laboratorio de experimentación sobre longevidad, nos dice sonriente que allí no hay secreto; cada uno de los veteranos hace lo que le viene en gana durante el día. La disciplina sólo rige a las horas de comida y para recogerse”. Esto es un ejemplo de los cuidados y de las entretenciones que se prodigaban a los veteranos de guerra chilenos en esta institución noble dedicada a los últimos días de todos ellos.

Ese es el origen de nuestro Círculo, que existe hasta hoy. Una reforma estatutaria es aprobada por el Ministerio de Justicia el 30 de septiembre de 1931, mientras era su Presidente el Coronel Domingo Toro Herrera, que impone un cambio al nombre de la institución, incorporando además a su patronímico, el de su creador, general Adolfo Silva Vergara, quedando como: “Circulo de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Armadas, General Adolfo Silva Vergara”. En 1911 se formó otra entidad de carácter mutualista y asistencial denominada “Liga Patriótica Militar”, la cual incorporó tanto a militares, como marinos, así como a quienes pertenecieron a las guardias cívicas y unidades movilizadas. Su misión era procurar el bienestar de sus asociados, sus familias y sus descendientes. La creación de este organismo se debía a la falta de asistencia de parte del Estado chileno hacia los uniformados en general (incluyendo a los veteranos de la Guerra del Pacífico y de los últimos conflictos internos que debió enfrentar el país). Su constitución tuvo lugar el 2 de abril de 1911 y el día 8 del mismo mes apareció un inserto en la prensa informando esta noticia y señalando: “Si hasta hoy, dispersos y desavenidos, los servidores del Ejército y Armada en retiro, no hemos obtenido ni siquiera los beneficios que brinda la colectividad, congregados a la sombra de la Liga, nos ofreceremos apoyo mutuo y muchas penurias de la vida se verán endulzadas por el auxilio efectivo que nos prestaremos al calor de un compañerismo bien entendido y de la fraternidad que entre nosotros ha debido perdurar desde los campos de batalla, desde el cuartel y desde las cubiertas de nuestros buques, hasta estos días”. 

Desde su comienzo estas dos nobles instituciones mantienen un activo papel social al acoger en su seno a estos valerosos patriotas servidores de Chile. Otra de sus sedes en Santiago estuvo en la calle Phillips 40, aledaña a la Plaza de Armas. La actual, data, desde el año 1956, se encuentra ubicada en una hermosa y antigua mansión de tres pisos, con una entrada lateral para cocheras, y amplio patio interior. Su acceso principal es por la Alameda, edificio conocido como “Palacio Campino ”, ubicado en avenida Libertador Bernardo O´Higgins N° 1452, que es adquirida mientras era Presidente el general del Aire Arturo Merino Benítez, por medio de un préstamo otorgado por la Caja de Previsión de la Defensa Nacional, CAPREDENA, apoyado por el Gobierno de Chile, en la persona de su Presidente el General Carlos Ibáñez del Campo, siendo la institución más antigua en su género del país. Desde el 28 de abril de 1967 se incorpora el Himno Oficial del Círculo, cuyo creador fue el coronel Miguel Alfonso Treca, y su música es obra del maestro señor Julio Cordero V.         
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